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Intento reflexionar en mi literatura acerca de la otredad y del mestizaje.
Intento indagar en la idea de que lo otro, y los otros, nos constituyen;
y de que el mestizaje, lejos de diluir las identidades, las enriquece.
Intento buscar las respuestas que no encuentro en otros sitios.
Intento encontrarme… o al menos no dejar de buscarme.

… otra vez encenderé un cigarrillo para que me acompañe
mientras me pierdo en los salones y los ascensores,
buscando vagamente algo que ignoro
y que no quisiera encontrar.
Julio Cortazar


Desde siempre me molestó la idea de frontera, de corte abrupto, de ruptura, allí donde no había sino continuidad. El mundo no es sólo blanco/negro. Mi intención es explorar esas zonas fronterizas que supuestamente dividen, pero que en realidad (¡uy! qué palabra) unen regiones histórica y erróneamente antagónicas. Pero ¿cómo hacerlo? ¿Ciencia? ¿Arte? ¿Literatura? Quizás. ¿Ensayo o ficción? Pero, ¡¿qué estoy haciendo?! Yo no quiero hablar de objetividades-o-subjetividades, yo quiero hablar de la frontera, de esa zona de coexistencia. Las fronteras son regiones donde ambas partes se funden y se confunden, estás ahí y no estás ni de un lado ni del otro, sino ahí. Y en ese intento de adecuar el contenido a la forma, siento que debo escribir desde ambos lugares, desde el ensayo y la ficción, que en algún punto son el mismo. Me seduce la idea de explorar la frontera, de entrar y salir y sin embargo estar siempre allí, ni adentro ni afuera. En mi texto Metamorfosis (por ejemplo) se entrelazan la ficción y el ensayo en un mismo relato; creo que es una buena síntesis de mi poética.


De alguna manera lo que pretendo hacer es continuar el camino que comenzara Julio Cortazar hace más de cincuenta años. De hecho Metamorfosis es muy cortazariana (casi al borde del plagio). Sin dudas la literatura fantástica es el mejor vehículo para mi poética. Me fascina como Cortazar te mete y te saca de lo real o lo fantástico con la misma naturalidad de quien pasa por una puerta de un cuarto a otro. Eso sí que es barrer con las fronteras. Así como Cortazar es mi pata literaria, Derrida es mi pata filosófica. Creo que Derrida en algún sentido formaliza cosas que ya estaban presentes en Cortazar, particularmente en Rayuela. Esa idea de acabar con las oposiciones conceptuales del tipo espíritu/materia, hombre/mujer, idea/objeto, etc. En particular me interesan, por ahora, tres: racionalidad/irracionalidad, ciencia/arte y hombre/mujer. Creo que están claras en mis primeros textos (La filtración y Metamorfosis). Creo también que para hablar de lo que quiero hablar debo pararme más o menos donde ya estoy, en esa región difusa donde las oposiciones desaparecen y por lo tanto una nueva visión de la realidad (¡otra vez esa palabra!) es posible.

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Nube de palabras hecha a partir de algunos de mis cuentos hasta 2010